Insomnio

     De esas veces que conviertes una situación molesta en un poema satírico de la misma. No he querido ser muy metafórico, ni irme muy por las ramas. He ido directo a lo que me suele pasar cuando no puedo dormir, siendo un poco surrealista. Como siempre, ha quedado diferente a lo que esperaba, pero no me desagrada.






Llevo rato sin poder dormir
por lo que creo que sigo despierto.
Sé que no es un sueño
porque no estás tú,
sé que no es un sueño
porque tengo ganas de despertar.

He contado ovejas suficientes para
hacerle un jersey a la luna
y con lo que sobre a mis perros,
he girado tanto la almohada
que he generado energía para
alumbrar un campo de fútbol.

Me ha dado tiempo a pensar
en qué haré mañana y al siguiente,
y al siguiente de este
y al siguiente del siguiente de este
y así hasta que este
se ha convertido en oeste
y se me han jodido todos los planes.

El techo me mira sin poder dormirse,
o espera, creo que es al revés,
el suelo me mira sin poder dormirse.
Yo me imagino a mí mismo mirando
un póster de mí mismo mirando un póster
mientras miro hacia ningún sitio.

Ahora me entran ganas de hacer
todo lo que no he hecho hoy,
hambre, sed, luz por la ventana,
ganas de ir al baño, de ir a Madrid,
de mandarle un mensaje,
pero de aquí no me levanta nadie.

A lo mejor ese café de las diez
no fue tan buena idea, pienso,
que tal vez fue levantarme tarde
o las tres horas de siesta profunda,
o que en pleno mes de noviembre
haga más calor que en agosto,
y de esto le puedo echar la culpa
al puto cambio climático pero
incluso de eso yo tengo parte de culpa.

(07/11/2016)

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